MERCÈ CONESA
BARCELONA
La Entidad Metropolitana de Saneamiento (EMSSA) elaboró en 1989
un informe en el que se relacionaban las zonas inundables de Castelldefels.
La barriada de Montemar, la que resultó más anegada por las
tormentas del 8 al 10 de octubre, ya figuraba entre esas zonas, según
reveló ayer el titular de Política Territorial y Obres Públiques,
Felip Puig, en una comparecencia parlamentaria para explicar la influencia
de las infraestructuras en ese desastre.
Lo que Puig no pudo explicar, ni tampoco la oposición, es la razón por la cual se ha tardado 13 años en decidir la reforma de las infraestructuras para evitar ese riesgo de inundación, que todas las administraciones conocían. Pasado ese tiempo, se ha emprendido la construcción de una red primaria de aguas pluviales.
Hasta el 7 de mayo de este mismo año, la Agència Catalana de l'Aigua no concedió los 7,8 millones de euros (1.298 millones de pesetas) que se precisaban para iniciar unas obras que en total costarán 18,7 millones de euros (3.111 millones de pesetas), según informó Ramon Espadaler, titular de Medi Ambient, que compareció junto a Puig.
Pero tampoco otras administraciones --ni el ayuntamiento, ni la Entidad Metropolitana del Medio Ambiente, ambas gobernadas por los socialistas-- se esforzaron en conseguir esos fondos, por ejemplo de las instituciones comunitarias.
ENTRE LA CAUTELA Y LA ACUSACIÓN
Ayer, en el debate parlamentario, el PSC-CC, en voz de la diputada
Montserrat Tura, se mostró cauto y reconoció la necesidad
de "entonar un mea culpa por parte de todos". Por contra, el conseller
Puig insistió en trasladar la responsabilidad al Ayuntamiento de
Castelldefels.
"La C-32 --dijo refiriéndose a la autopista del Garraf, a la que se acusó de actuar de barrera para el agua-- fue correctamente diseñada y construida. Las inundaciones se debieron a que el Ayuntamiento de Castelldefels no ha construido la red de drenaje que debe ejecutar".
Según el titular de Obres Públiques, a la C-32, como mucho podría imputársele una retención de 10 centímetros de agua. "La cota de inundación --explicó Puig-- se situó en los 2,75 metros, mientras que el muro de contención de la C-32 arranca en los 2,66 metros".
La diputada socialista Montserrat Tura cuestionó que la C-32
estuviese bien construida. "La salida de agua por debajo de la autopista
es un cajón que no tiene salida. No atraviesa la vía férrea
ni la autovía que está debajo. Once años después
de construirla, no desaguan ni el líquido de la propia autopista",
remarcó.