REPORTAJE

Un siglo de inundaciones

Josep Ferret, experto en el delta del Llobregat, se remonta a 1913 para encontrar unas trombas como las de este otoño Aquel año, la riada desenterró cadáveres en Sant Feliu

MERCÈ CONESA

BARCELONA

Riadas e inundaciones no son términos extraños en las zonas deltaicas. En la del Llobregat (de L'Hospitalet a Castelldefels), la memoria recuerda episodios similares a los del 8 y 9 de octubre o a los del 12 de septiembre de este año, cuando se recogieron 230 y 287 litros de agua por metro cuadrado, respectivamente. "Por pluviometría, habría que remontarse a 1913 para hallar una situación similar", explica Josep Ferret, ingeniero, experto en aguas e historiador del delta del Llobregat por genes: su padre, médico de profesión, ya dejaba constancia escrita de los aguaceros.  

Profanación hídrica

En 1913, los días 29 y 30 de septiembre, cayeron 262 litros de agua por metro cuadrado en Sant Feliu. "En sólo cinco horas se recogieron 206 litros --puntualiza Ferret--. Las aguas de la riera de la Salut entraron en el cementerio, abrieron nichos y muchos cadáveres se fueron riera abajo".

La climatología se portó relativamente bien con el Baix Llobregat durante varios años. "El 21 de mayo de 1921 hubo otro fuerte aguacero en el delta de poniente. Levantó la vía del tren --explica Ferret-- a la altura de las rieras de Els Canyars y de Vallbona, tocando ya al macizo del Garraf". Entonces ya se vio claro que el ferrocarril estaba en una zona de riesgo: un delta que, como todos, tiende a inundarse. Con el siglo habría aún bastantes más desaguisados en la vía férrea por culpa de las riadas.

Ya en plena Guerra Mundial, el 24 de febrero de 1944, el aeropuerto de El Prat vivió una inundación de órdago. "Tuvieron que suprimirse los únicos vuelos que entonces salían y que, como era lógico para la época, iban a Madrid y Berlín", apostilla Ferret.  

Rescate de barraquistas

La agricultura del delta volvió a sufrir un varapalo los días 1 y 2 de octubre de 1951. "Cayeron 135,4 litros por metro cuadrado", recuerda el ingeniero-historiador. En 1962, el mismo año en que las tormentas causaron en septiembre una auténtica masacre en el Maresme, las intentas lluvias desbordaron el Llobregat. Hubo riadas en Gavà. "En la riera del Calamot --prosigue--, el 7 de noviembre se tuvo que rescatar a los barraquistas".

Veintiún años después, el mismo día --otro 7 de noviembre--, el núcleo urbano de El Prat sufrió inundaciones, que volvieron a repetirse el 4 de octubre de 1987. Entonces, además de El Prat, también se inundaron algunos barrios de L'Hospitalet de Llobregat.  

El primer corte de la autovía

Y en 1998 se dio un aciago registro histórico. El 3 de diciembre tuvo que cortarse por primera vez la autovía de Castelldefels, inaugurada en los años 50, porque estaba inundada. "En Viladecans cayeron 130 litros por metro cuadrado, y en Gavà, 145 litros", explica Ferret con las estadísticas en mano.

La historia se repite. "Pero hoy en día hay una diferencia sustancial con situaciones precedentes. El delta está más urbanizado que nunca y el asfalto impide que buena parte del agua vaya a parar al acuífero, que sería su destino natural. Entonces, fluye o se estanca donde puede".

Josep Ferret es además asesor técnico de la Comunidad de Usuarios de Aguas del Llobregat. "Hay un dato que explica muchas cosas: históricamente, el acuífero del Llobregat se recargaba en un 60% con el agua del río y en un 40% con agua de lluvia. Hoy, las precipitaciones sólo aportan entre el 15% y el 20% de la reserva acuífera". La diferencia se queda sobre el asfalto, inundando viviendas y carreteras que se construyeron sin tener en cuenta la memoria histórica de la zona.